Visionario, enamorado de tu sueño,
en donde sólo había rocas y
espinillos
enmarcando el río que mojaba
tus proyectos de extremas alegrías,
hoy se luce un pinar y un caserío
conteniendo el bullicio de tus
nietos
-de sol a sol-
retribuyendo tanto amor y tanta
entrega.
El nuevo entorno de aquel sueño
poco tiene del lugar al que llegaste,
pero en cada rincón y en cada
espacio
hasta tu cuarta generación puede
encontrarte.
Todos te recuerdan, todos...
y los pocos años que tú lo
disfrutaste
se han multiplicado en otros goces
y me tiembla el alma cuando yo te
canto
sintiendo que la tuya también
tiembla
en nuestro gozo.
Queda sí, el mismo sol y el mismo
cielo,
la misma luna derramando tules
el mismo aire que te hinchaba el
pecho
y se ha mantenido para dejarnos
plenos
tu presencia viva que nos guarda.
Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010
No hay comentarios.:
Publicar un comentario