Su
entierro, 1 de octubre 1981.
(2009)
Sonó un clarín de despedida.
Sé que no quería irse con clarines.
El estridente sonido no fue parte de su vida
y no debió serlo de su muerte.
Pero yo lo llevo aún y muy adentro
aunque no logra opacar otras vivencias
más vibrantes que el metálico clarín
tocando a silencio y despedida.
Otros llamaron al clarín.
No fue él, ni yo ni quienes lo amamos.
Pero quedó en la memoria tal cual,
como si fuese más importante
que el Padre nuestro
que con amor
yo iniciara.
Cosas de los hombres... de algunos hombres.
Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010
No hay comentarios.:
Publicar un comentario