(1988)
Constancia
Saberme padre...
perfección incomparable.
Albor y belleza que embelesan.
Hemos reído juntos
y juntos también hemos llorado.
Soy dichoso en su virtuosa
alma enamorada.
Carlos María
Varón y compañero,
siempre supo cuando yo sufría.
Maduro, muy maduro
sin dejar de ser un niño.
Me hizo dudar tantas veces
quién era el hombre
y quién el niño.
María Belén
Sutil, sensible, cariñosa,
regalona y chispeante.
Con tantas ganas de vivir
y transferir su esencia tan feliz.
Vive y palpita a través de sus ojos,
con ellos me expresa su amor,
con ellos suplica mi amor.
Sofía
Sofía
Vital y llena de alegría, mi hija morenita.
Seduce siempre en su recreada picardía.
Es quien me sorprende
con insólitas salidas,
su ser expresivo y su indeleble risa.
Y siempre diciendo:
papá, te quiero, te quiero.
José Francisco
Tiene un espejo en sus hermanos
para ser todo lo que ya vislumbro
en su pequeño carácter fresco,
alegre y entregado.
Fue al único que recibí
en mis brazos
esperando la paz y el amor
que pudiera darme.
Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010
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