Me dejo hamacar por la nostalgia
escuchando esas voces que he
amado,
que no pierden vigor en las
distancias
ni las afoniza el tiempo.
Con los ojos inclinados y
distantes,
en silencio, acompañado por un
piano
que en quietos compases me sacude,
vivo emociones tan sentidas
tras los años.
En mis nostalgias conviven las
tristezas
y los gozos que pasaron
y no me traen al presente ni
dolores
ni agobios, que elusivamente
ignoro.
Estas pausas en mi vida y en mi
alma
contemplan en recuerdo conmovido
lo amado y compartido desde siempre
sin que nada le sea indiferente
o vano.
Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010
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