Poco después de su muerte.
(1981)
¡Qué honda
huella me dejó tu vida!
¡Qué honda
huella me dejó tu muerte!
Hubieron de
marcarme de tal suerte
que siento mi
existencia suspendida.
Tanto me colma tu
intachable vida,
tanto el impacto de
tu ejemplo fuerte.
¡Oh, padre mío! Si
pudiera verte
y escuchar tu
palabra tan querida.
No tenerte a mi
lado es una herida
y recordar cómo
eras compromete,
mas esa senda, claramente
mas esa senda, claramente
marcada por ti, no
está perdida.
Padre mío, en la
huella recorrida
que sereno por fin,
pueda yo verte,
que mis fallas no
lleguen a dolerte
y no sea tu
ausencia tan dolida.
Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010
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