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sábado, 22 de noviembre de 2014

PADRE

Poco después de su muerte.
(1981)

¡Qué honda huella me dejó tu vida!
¡Qué honda huella me dejó tu muerte!
Hubieron de marcarme de tal suerte
que siento mi existencia suspendida.

Tanto me colma tu intachable vida,
tanto el impacto de tu ejemplo fuerte.
¡Oh, padre mío! Si pudiera verte
y escuchar tu palabra tan querida.

No tenerte a mi lado es una herida
y recordar cómo eras compromete,
mas esa senda, claramente
marcada por ti, no está perdida.

Padre mío, en la huella recorrida
que sereno por fin, pueda yo verte,
que mis fallas no lleguen a dolerte
y no sea tu ausencia tan dolida.



Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010

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