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sábado, 22 de noviembre de 2014

DEDICATORIA Y PROLOGO DE MI LIBRO "DE ENCUENTROS Y DESENCUENTROS"

A Andrea Cremona Sáenz (Andy), mi amor.
  
A mi nieto Santiago, el último en nacer.

Siempre a mis hijos y a todos mis otros nietos.





A manera de prólogo:


¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul:
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.

Gustavo Adolfo Bécquer


Piensa el sentimiento, siente el pensamiento;
que tus cantos tengan nidos en la tierra
y que cuando en vuelo a los cielos suban
tras las nubes no se pierdan.

Miguel de Unamuno


La poesía es fuego,
quema dentro de uno
y dentro del otro.
Si no, será cualquier cosa,
no poesía.

Humberto Ak-Abal



  Tenía un “baúl” de “poemas olvidados” donde guardaba los que no pensaba publicar.        Siempre iban quedando apartados allí cuando seleccionaba los que integrarían el nuevo libro a editar. En esa carpeta encontré algunos dedicados a mi padre o a mis hijos en los cuales no alcanzaba a expresar lo que sentía de verdad. Otros iban quedando simplemente en el camino... no me gustaban demasiado, pero como eran parte de mí los guardaba igual.
  Hoy quise que vieran también la luz, sin importarme mucho su valor poético o literario, para que mostraran todo lo vivido, lo amado y lo sentido sin dejar de exponer nada. Los he entremezclado con mis últimos poemas, escritos con posterioridad al libro “De sentires y sentires”, como los dedicados a mi padre, al amor o a mi querido amigo Juan en el día de su muerte. Y están otras poesías que nacían con el correr de los días y los meses.

   Momentos simples que encontré en este “baúl” de poemas olvidados y momentos recientes que agregué, saliendo todos de mí vibrando al ritmo de mi alma y expresando mi sentir.


  Identificándome plenamente con los poetas que menciono, intento que mi poesía sea simple como lo expresa Bécquer, que sea capaz de mezclar pensamientos con sentimientos y que no se pierdan cuando vuelen (Unamuno) y finalmente, tal vez lo más importante para mí: que aquello que ardió en mi ser tan intensamente se transmita a quien lo lea con parecida intensidad (Ak-Abal).
                                                                                                        
                                                                                     Carlos Justino Caballero



NOCHE BUENA


La noche del Niño, de Su advenimiento,
la misma de antaño con cedros gigantes
tan llenos de luces y tan deslumbrantes
para nuestros ojos niños.

La misma de ahora, más simple,
afín al pesebre, indigente y casi olvidado,
en que nace el Niño... y feliz su madre,
abrazando en su corazón silente
el dolor salvífico del nacimiento divino.

Reunidos, quienes nos amamos,
lo adoramos en callado goce
y después... la algarabía de saberlo nuestro,
al pequeño, al indefenso, a Dios.

Al Niño Dios!



Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010

A MIS HIJOS PEQUEÑOS


(1988)

 

Constancia

Saberme padre...
perfección incomparable.
Albor y belleza que embelesan.
Hemos reído juntos
y juntos también hemos llorado.
Soy dichoso en su virtuosa
alma enamorada.

Carlos María

Varón y compañero,
siempre supo cuando yo sufría.
Maduro, muy maduro
sin dejar de ser un niño.
Me hizo dudar tantas veces
quién era el hombre
y quién el niño.

María Belén

Sutil, sensible, cariñosa,
regalona y chispeante.
Con tantas ganas de vivir
y transferir su esencia tan feliz.
Vive y palpita a través de sus ojos,
con ellos me expresa su amor,
con ellos suplica mi amor.

Sofía

Vital y llena de alegría, mi hija morenita.
Seduce siempre en su recreada picardía.
Es quien me sorprende
con insólitas salidas,
su ser expresivo y su indeleble risa.
Y siempre diciendo:
papá, te quiero, te quiero. 

José Francisco
Tiene un espejo en sus hermanos
para ser todo lo que ya vislumbro
en su pequeño carácter fresco,
alegre y entregado.
Fue al único que recibí
en mis brazos
esperando la paz y el amor
que pudiera darme.



Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010

PADRE

Poco después de su muerte.
(1981)

¡Qué honda huella me dejó tu vida!
¡Qué honda huella me dejó tu muerte!
Hubieron de marcarme de tal suerte
que siento mi existencia suspendida.

Tanto me colma tu intachable vida,
tanto el impacto de tu ejemplo fuerte.
¡Oh, padre mío! Si pudiera verte
y escuchar tu palabra tan querida.

No tenerte a mi lado es una herida
y recordar cómo eras compromete,
mas esa senda, claramente
marcada por ti, no está perdida.

Padre mío, en la huella recorrida
que sereno por fin, pueda yo verte,
que mis fallas no lleguen a dolerte
y no sea tu ausencia tan dolida.



Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010

TE HAS QUEDADO TÚ

Después de la muerte de mi padre.
(enero 1982)

Llegué a Nuestra Señora por el norte
y llegué a Nuestra Señora por el sur,
bajando por el sur o por el norte...
Allí estabas tú.

Entré al rancho que tú no conocías
pues no llegaste a conocerlo tú,
y adentro de mi rancho yo sabía...
Que ya estabas tú.

Después corrí hacia el río, hacia el naciente
desde donde siempre llega la luz,
y como siempre te encontré sonriente...
Como siempre tú.

Me fui al poniente, al cerro, a los pinares
con mis recuerdos, bajo el cielo azul,
también fui hasta la chacra, a los nogales...
Más que nunca, tú.

Y acudí a hablarle solo a la Señora,
a su gruta, como querrías tú,
le dije lo que no te dije otrora...
Cuando estabas tú.



Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010

LA ÚLTIMA NOCHE


de mi padre el 30 de  septiembre de 1981.
(2009)

Terminaba la tarde y él jugaba,
jugaba con ella en sus rodillas...
jugaba con su nieta, la que amaba,
la de la risa y simpatía...

Era tan pequeña entonces
que no debe recordarlo.

Se levantó luego y me dio un abrazo,
así... como les muestro, amoroso y cálido
y comenzó a subir las escaleras
con la lentitud obligada... mansamente.
Y antes de perderse saludó a todos
con la mano abierta, así... como les muestro.

En mi descanso nocturno, inquieta pausa,
me sacudió la llamada álgida.
Presuroso acudí a ella sabiendo que no llegaba
a tiempo a despedirme.

Al llegar, dormía con la placidez de su alma
y el silencio de su pecho aturdió mi oído.
Ya se había ido... le dejé mi abrazo...
y mis lágrimas!

Así... como les muestro...



Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010

UN CLARÍN


Su entierro, 1 de octubre 1981.
(2009)

Sonó un clarín de despedida.

Sé que no quería irse con clarines.
El estridente sonido no fue parte de su vida
y no debió serlo de su muerte.

Pero yo lo llevo aún y muy adentro
aunque no logra opacar otras vivencias
más vibrantes que el metálico clarín
tocando a silencio y despedida.

Otros llamaron al clarín.
No fue él, ni yo ni quienes lo amamos.
Pero quedó en la memoria tal cual,
como si fuese más importante
 que el Padre nuestro que con amor
 yo iniciara.

Cosas de los hombres... de algunos hombres.



Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010