de
mi padre el 30 de septiembre de 1981.
(2009)
Terminaba la tarde y
él jugaba,
jugaba con ella en
sus rodillas...
jugaba con su nieta,
la que amaba,
la de la risa y
simpatía...
Era tan pequeña
entonces
que no debe
recordarlo.
Se levantó luego y
me dio un abrazo,
así... como les
muestro, amoroso y cálido
y comenzó a subir
las escaleras
con la lentitud
obligada... mansamente.
Y antes de perderse
saludó a todos
con la mano abierta,
así... como les muestro.
En mi descanso
nocturno, inquieta pausa,
me sacudió la
llamada álgida.
Presuroso acudí a
ella sabiendo que no llegaba
a tiempo a
despedirme.
Al llegar, dormía
con la placidez de su alma
y el silencio de su
pecho aturdió mi oído.
Ya se había ido...
le dejé mi abrazo...
y mis lágrimas!
Así... como les
muestro...
Publicado en mi libro "De encuentros y desencuentros". 2010